“Lo que no se mide, no se puede mejorar”, es una frase simple, pero que en educación no siempre se recibe de buena manera. Cuando pensamos en medir el rendimiento de nuestros estudiantes, docentes o incluso equipos técnicos o directivos, es común percibir una sensación de malestar o incomodidad.
Múltiples razones pueden explicar estas emociones porque, normalmente, la evaluación implica un trabajo adicional: elegir los contenidos u objetivos, diseñar el instrumento de evaluación, revisarlo, sistematizar resultados y socializarlos. Esto, sumado a las tareas propias de la labor docente: planificaciones, evaluaciones, reuniones con docentes y apoderados, elaboración de informes y un largo etcétera.
Durante este año, en mi rol como asesor pedagógico, he conversado con más de 341 colegios, en donde las personas que participaron de estas instancias fueron docentes, equipos técnicos y directivos que no conocían Umáximo, nunca nos habían visto, nunca nos habían escuchado, nunca habíamos conversado.
Al comenzar nuestras reuniones, para tener un contexto más claro y saber cómo Umáximo podría ser una ayuda concreta para cada colegio, realizo la siguiente pregunta: ¿Cuál de estas 3 prácticas creían que necesitaban reforzar en el corto plazo?
En el 55% de las conversaciones, los equipos directivos dijeron que necesitaban mejorar la capacidad de sus docentes para desarrollar y medir las habilidades de sus estudiantes.
El 34% aseguró que necesitaba mejorar el monitoreo de la implementación integral del currículum y los logros de aprendizaje.
Mientras que el 11% afirma que necesitaban asegurar la implementación de estrategias para identificar y apoyar tempranamente a los estudiantes.
Por otro lado, realizamos una encuesta a todos los colegios que incorporaron Umáximo para fortalecer su trabajo docente. El 70% de los colegios asegura que el mayor impacto tiene que ver con la motivación que genera en el aprendizaje, especialmente, en las dos áreas más resistidas por los estudiantes: matemáticas y lectura.
Al contrastar las conversaciones sostenidas con los 341 colegios y revisar los resultados de la encuesta mencionada, llegamos a la siguiente conclusión: La mayoría de los colegios no tiene información clave para mejorar resultados y se desconocen las habilidades que han desarrollado sus estudiantes.
Finalmente, debido a la falta de tiempo, de información y también de interés por parte de los estudiantes de participar activamente en las clases, generalmente (por supuesto que no sucede en el 100% de los casos) los y las docentes, se ven obligados a trabajar habilidades de orden inferior, ya que si invierten mucho más tiempo en habilidades más complejas, simplemente se alcanzaría a abordar la mitad del currículum o un poco más.
Hallazgos principales
- Falta de Información Clave: Muchos colegios carecen de datos esenciales para mejorar resultados y desconocen las habilidades desarrolladas por sus estudiantes.
- Enfoque en Habilidades de Orden Inferior: Las clases suelen centrarse en habilidades básicas, lo que afecta negativamente los resultados en evaluaciones nacionales como el SIMCE y la PAES.
- Simplificación de Procesos: Docentes que simplifican y optimizan sus procesos pueden identificar mejor las habilidades de sus estudiantes, aplicar remediales personalizadas y mejorar los resultados, lo que a su vez aumenta la satisfacción tanto de docentes como de estudiantes.
Conclusión
Medir el rendimiento en educación, aunque inicialmente es incómodo, es crucial para el desarrollo y mejora continua. Las experiencias con Umáximo demuestran que, con la información adecuada y herramientas eficaces, los colegios pueden superar las barreras iniciales y lograr mejoras significativas en el rendimiento y motivación de sus estudiantes. La clave está en adoptar un enfoque que facilite la medición sin sobrecargar a los educadores, permitiéndoles enfocarse en el desarrollo integral de sus estudiantes.
Una vez que se simplifica, optimiza o mejora el proceso de enseñanza, un docente simplemente no quiere volver atrás.